martes, 20 de marzo de 2012

La Era de los Muertos _ por Segu Miguens


CAPÍTULO 1: LOS AVISTAMIENTOS - MONTSERRAT (CATALUÑA, ESPAÑA)
           
La noche y la oscuridad son casi siempre el refugio de lo oculto, lo misterioso, de los sueños y lo que creemos que es imposible. La noche, supone miedo, tranquilidad o terror; no se puede evitar, son sensaciones humanas, o por lo menos eso se creía. Esta es una historia que comienza una noche de mucha niebla; en las cimas de la montaña de Montserrat.
            Desde décadas atrás, muchas personas y grupos se reúnen y juntos van a observar el cielo desde lo alto de la misteriosa montaña de Montserrat, en Barcelona. Buscan indicios, una visión que les confirme que existe vida extraterrestre y poder sentir el extraño poder que despide esta montaña que ha sido siempre identificada como mágica.
            Una noche de hace varios años, un grupo de estudiantes de segundo ciclo de Astronomía, se dirigieron a la montaña para pasar un sábado diferente, disfrutando con sus compañeros de la posibilidad de escrutar los cielos nocturnos y observar los planetas desde un punto privilegiado y limpio de la contaminación lumínica que producía Barcelona y las ciudades cercanas.
            Aquella noche Pau, llevaba su gran telescopio, un Celestron de la serie 800, le había costado prácticamente el importe de la beca que se había ganado estudiando muy duro durante todo el año anterior. Era un verdadero ingenio, se conectaba con el portátil y transmitía todo aquello que iba detectando en el cielo y también se podía alinear según las coordenadas que se le diesen. Para esa noche lo tenía claro, quería ver la constelación de Orión. No era la primera vez que la observaba, pero sí desde aquel punto prominente. Le dio las coordenadas al ordenador y enseguida el telescopio se empezó a mover hasta que quedó fijo en un punto; estaba nervioso, quería grabar, guardar montones de imágenes y poder estudiar bien de cerca aquel cúmulo de estrellas que siempre le habían atraído.
-         ¡Eso es!, una calidad impresionante. Estaré toda la noche observando el universo. - Dijo en tono bajo, casi como un susurro.
            Cuando ya eran las dos de la madrugada, sus amigos empezaron a hablar entre ellos, comentando el devenir de la jornada y echando un poco de café caliente acompañado de galletas para aguantar un poco mejor el fresco de la noche. Pau quiso hacer lo mismo y sacó su termo de la mochila, al tiempo que se sentaba encima de una roca que le hacía de banco improvisado. Con el vaso de plástico en la mano, miró al cielo y pensando en Orión, pudo ver como una luz muy fuerte se presentaba a varios kilómetros de ellos por encima de sus cabezas.
-         Pero ¿qué coño es eso?, - decía en voz alta mientras todos apuntaban rápidamente con sus telescopios hacia la luz que se iba acercando a gran velocidad.
            De repente, aquella potente luz se acercó a menos de medio kilómetro de ellos haciendo giros imposibles y piruetas que jamás habían visto. Pau lo estaba grabando todo. Antes de que aquello desapareciese emitiendo un fogonazo y sin emitir ruido alguno, pudo distinguir, que lo que impresionaba no era la potente luz, sino lo que se ocultaba tras ella. Detrás de la luz, se podía intuir una sombra enorme, calculando las proporciones a ojo, Pau determinó que podría medir cerca de los diez mil metros cuadrados, casi tanto como un campo de fútbol.

            A los pocos segundos, aquello desapareció sin dejar el mínimo rastro. Todos estaban asombrados y a la vez muertos de miedo. Pero el asombro fue mayor cuando comprobaron que sus aparatos, tanto el telescopio como los ordenadores, se habían quemado literalmente, todos sus componentes electrónicos se habían derretido.

1 comentario:

  1. Es verdad que en la montaña de Montserrat se producen y se han producido avistamientos y otro tipo de sucesos extraños. Espero otra entrada para seguir la historia, y sobre todo conocer algo más acerca de los muertos. Saludos.

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